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Algo más que juego: una fuente de ingresos para la sociedad

El sector del juego en la Comunitat Valenciana, y especialmente las empresas de máquinas recreativas, tiene una importancia económica que suele pasar a un segundo plano y que debemos poner en valor. Genera un empleo estable y de calidad en una actividad fuertemente regulada y con una carga de impuestos más que relevante. Además, ayuda a los establecimientos hosteleros donde se ubican las máquinas a completar sus ingreso tanto por la recaudación directa que se genera como por las ayudas que el sector presta a los hosteleros para lanzar sus negocios.

Por lo que respecta a los tributos, al ser recaudados por la administración autonómica, revierten directamente en el bienestar general de la sociedad, algo de lo que nos sentimos orgullosos en el sector. No obstante, la carga tributaria, que considerábamos justa, se ha incrementado, lo que reduce significativamente la ayuda que, semana a semana, la máquina tipo B aporta a una pequeña empresa familiar de hostelería. Por tanto, quien pasa a sufrir más directamente las consecuencias será el hostelero -y, de manera indirecta, sus proveedores- que en la actualidad ve solucionadas muchas de sus facturas con estas aportaciones.

Este aumento de la tasa de juego, tanto de apuestas como de las máquinas de tipo B, se ha llevado a cabo tomando como referencia lo aprobado en otras comunidades autónomas, pero con una particularidad clave: el tipo impositivo, lejos de quedarse en el 10% de otras autonomías, se dobla hasta el 20%. En mi opinión cabría atender más a las circunstancias específicas que a las meramente comparativas o a las percepciones -erróneas, bajo mi punto de vista- que parte de la sociedad tiene en relación a nuestro sector. Efectivamente, al sector le hace falta pedagogía para comunicar lo que somos, lo que hacemos y lo que implica nuestra actividad desde todos los puntos de vista. Pero, más allá de esto, lo que es evidente es que una subida de los tributos del 100% es contraproducente, porque lejos de recaudar más, a medio plazo, acaba con esa fuente de ingresos. Sin empresas en el territorio no hay tributos que cobrar.

Por otra parte, la idea de llevar a cabo una desplanificación de la actividad se fundamenta en la necesidad de evitar una situación de oligopolio. La intención es loable, ya que las concentraciones en cualquier mercado son negativas, sobre todo, para las pequeñas y medianas empresas. En mi opinión, esta desplanificación podría provocar el efecto contrario al deseado, ya que propiciaría el desembarco masivo de grupos empresariales, tanto nacionales como internacionales, que llevarían aparejada inestabilidad laboral y una acción empresarial meramente oportunista, ya que no están comprometidos con el territorio y su desarrollo económico como las PYMES que operamos actualmente en el sector, creando empleo estable y revirtiendo nuestros beneficios en la economía de la Comunitat.

Evidentemente, en esta cuestión hay muchos matices que merecen ser abordados con perspectiva y una información completa. En nuestro país el juego ya está muy regulado, pero las normas tienen que cuidar por la estabilidad y el progreso de un sector que, como ya he insistido, genera empleo y riqueza que revierte en el lugar en el que operamos. Con diálogo, con perspectiva lograremos entre todos lograr que esta foto de la que les hablado en este texto aparezca nítida y, con ella, el futuro de muchas pequeñas y medianas empresas y el de las personas que en ellas trabajan.